sábado, 2 de febrero de 2013

Algo que no empieza nunca nunca nunca termina

Me miró de arriba hacia abajo y pregunté: ¿está...? Sí, dijo removiendo la cadena. Subí las escaleras con prisa, con ganas de que arriba no estuvieras. Y también tengo ganas de que nunca leas ésto. Sin saludar a ningún conocido cruzé las cortinas rojas esperando de nuevo no encontrarte. Y ahí estabas, hablando con alguien a quien no conocía y con quien quizá hablabas demasiado cerca. Dijiste: Y yo sonreí. Contenta de que te costara un suspiro decir mi nombre. Un teextrañé se te escapó de los ojos. Asentí y caminé hacia otro lado para dejarte hablar con quien ya reclamaba tu atención de nuevo. Saludé a los amigos que tenía tiempo de no ver. Y bajé corriendo las escaleras sin decirte nada. Pero volví a subir porque mis ojos me reclamaron el no escucharte y mi boca el no verte y mi naríz el no tocarte y al fin sobre mi cerebro triunfaron mis sentidos. Reímos, agarraste mis zapatos rojos y no sé ni cuándo dijiste que durmiéramos juntos, no, no lo dijiste y sólo te miré con cara de porquéchingados no me dices que me quieres besar. Pero estás todo amarrado y ni sé de dónde o por qué yo estoy amarrada a lo mismo. Sólo quiero... Dormimos abrazados, con camisetas y calzones puestos, cada quién el suyo, por supuesto. Justina